divendres, d’abril 14, 2006

Un pueblo que no conoce su historia no tiene identidad

Hace 75 años Lluís Companys proclamó, hacia el mediodía, desde el balcón del Ayuntamiento de Barcelona la República Española. Unas horas más tarde, Francesc Macià proclamó la República Catalana dentro de la Federación Ibérica. Este último hecho fue una estrategia política de Macià para conseguir lo más rápido posible el Estatuto para Cataluña. Pero antes que lo hiciese Companys, la Segunda República ya había sido proclamada en otros ayuntamientos, como por ejemplo en Eibar. Dos días antes, el 12 de abril de 1931 habían habido elecciones municipales. Eran las primeras elecciones después de nueve años de dictadura, la de Primo de Rivera (1923-1930) y la posterior de Dámaso Berenguer (1930-1931), conocida también como la “dictablanda”. El resultado de las elecciones municipales fue rotundo: los partidos republicanos habían ganado en las grandes ciudades, en 41 de las 50 capitales de provincia y en los núcleos industriales. Los hechos del 14 de abril provocaron la proclamación de la Segunda República en Madrid hacia las ocho de la tarde. En consecuencia, Alfonso XII se tubo que exiliar.
Durante los nueve años que duró la Segunda República (1931-1939) instauró unas normas y leyes liberales que este país nunca había visto: sufragio universal para mayores de 23 años, libertades autonómicas, fin del caciquismo, laicidad del Estado, etc.
Hasta 1934 hubo un gobierno de izquierdas. Entre 1934 y 1936, de derechas.
En 1936 hubo, nuevamente, elecciones ya que miembrios del gobierno se vieron involucrados en un caso de corrupción, el “caso del estraperlo” (una ruleta rusa amañada que por soborno se había implantado en algunos casinos españoles). Pero desde mediados de 1934 en el gobierno había miembros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), partido que nunca se mostró favorable a la República ya que muchos de sus votantes no eran republicanos y, de mostrar apoyo a la República, perdería votos. Los partidos de izquierda se quejaron que la CEDA entrase en el gobierno pero no lo pudieron evitar.
Así pues, en 1936 se producen elecciones que son ganadas por las coaliciones de izquierda. A partir de este momento, todo se precipita y el país se va a pique. La derecha no supo perder y decide instigar un golpe militar para volver al poder, que se produce el 17 de julio de 1936. Tres años de guerra civil, que provocó unos 75.000 muertos. Pero la derecha se vio fuera del poder ya que Franco nunca permitió el regreso de un régimen democrático.
Hoy, pese a lo que diga la Conferencia Episcopal y algunos partidos políticos, se debe celebrar algún tipo de conmemoración. No sólo por todas las normas liberales que instauró la Segunda República (hasta su llegada, las mujeres no podían votar) sino también para recordar nuestra historia. Debemos recordar que el gobierno de la Segunda República era el legítimo, pese a lo que muchos se empeñan en hacernos creer. Debemos celebrarlo porque un pueblo que no conoce su historia, pierde su identidad.